domingo, 31 de marzo de 2013

Albert Einstein, un artista

Mi relación con la literatura empezó por error, como todas las cosas que valen la pena.
Recuerdo que cuando era chico le preguntaba a mis viejos sobre símbolos matemáticos como el porcentaje, que veía en la calculadora, y que no sabía para qué mierda servían. Ellos me explicaban pero estaba muy lejos de captar la idea redonda.
Después vinieron las ciencias fácticas, y me empecé a interesar por la química, la física, la astronomía, etc. Ahí el terreno tocaba más lo real, así que me sentí cómodo. Sin embargo, en mi casa el único material que había sobre los temas que me interesaban eran libracos de la facultad, y el famoso Encarta. Los leía, no entendía un choto, miraba vídeos, imágenes... Me hice un incipiente conocimiento general agarrado de los pelos. Al menos sabía lo que era un átomo, lo que era una molécula.
Miraba Dexter. Quería ser como Dexter: tener un laboratorio secreto y hacer experimentos con todo tipo de cosas. Y el laboratorio no podía estar compuesto de libros nomás. Tenía que tener cierta estética. ¿Qué hice? Boludeces, a saber: 1) agarré dos cables y muchos escarbadientes, y fabriqué una especie de ADN, 2) compré pelotitas de telgopor o como se escriba y, uniéndolas de nuevo con los escarbadientes, hice el cloruro de sodio (que todavía lo tengo, medio roto), 3) maté un pobre abejorro y lo disequé con formol, le clavé un alfiler.
En fin, mi laboratorio iba adquiriendo estilo. Hasta que un día me di cuenta que todo lo que estaba haciendo no tenía una base sólida, es decir, si algún día venía un científico y me empezaba a preguntar cosas específicas, iba a responder como el culo porque en el fondo sabía poco y nada de todo lo que hacía. Si había algún fin, era lúdico, calculo. Me decepcioné, y me refugié en novelas que andaban pululando por mi casa... y así conocí esta mierda que me vuelve tan loco.
¿A qué voy con todo esto? La relación entre ciencia y arte. Veo ambas cosas ligadas, ya que no perdí del todo mi "pasión" por la primera. Y por eso quiero colgar, primero, una foto que describe gráficamente lo que estoy diciendo, y segundo, un documental sobre uno de mis ídolos... Con ustedes, Albert Einstein:

Dejame de joder, no podés ser tan groso...


La teoría de la relatividad.

lunes, 25 de marzo de 2013

Mi hermana, sus ocurrencias

Bajé a la cocina para hacerme un café, me detiene mi hermanita de once años y me dice que en la escuela estuvieron dando algo sobre los cronopios de Cortázar. Me pregunta qué son. No se qué contestarle. Subo, agarro el libro Historias de cronopios y de famas y se lo doy a ver qué onda. Empieza a hojear, se detiene cada tanto. Lee uno de los micro-relatos... La veo que hace muecas, que le parece raro todo eso. Después levanta la mirada y me dice: "Ayyyyy qué tierno!!!!!!!!!!" Se calla, vuelve a la hoja, me mira, agrega: "Quiero tener un cronopio de mascota". Hacía tiempo que no me sentía tan realizado como en ese momento. Y todavía tengo cosquillas en la panza.
Esto es lo que leyó:




"Un cronopio va a abrir la puerta de calle, y al meter la mano en el bolsillo para sacar la llave lo que saca es una caja de fósforos, entonces este cronopio se aflige mucho y empieza a pensar que si en vez de la llave encuentra los fósforos, sería horrible que el mundo se hubiera desplazado de golpe, y a lo mejor si los fósforos están donde la llave, puede suceder que encuentre la billetera llena de fósforos, y la azucarera llena de dinero, y el piano lleno de azúcar, y la guía del teléfono llena de música, y el ropero lleno de abonados, y la cama llena de trajes, y los floreros llenos de sábanas, y los tranvías llenos de rosas, y los campos llenos de tranvías. Así es que este cronopio se aflige horriblemente y corre a mirarse al espejo, pero como el espejo esta algo ladeado lo que ve es el paragüero del zaguán, y sus presunciones se confirman y estalla en sollozos, cae de rodillas y junta sus manecitas no sabe para que. Los famas vecinos acuden a consolarlo, y también las esperanzas, pero pasan horas antes de que el cronopio salga de su desesperación y acepte una taza de té, que mira y examina mucho antes de beber, no vaya a pasar que en vez de una taza de té sea un hormiguero o un libro de Samuel Smiles."


"Ay qué tierno!!!!!!!"

...

domingo, 24 de marzo de 2013

Todos los días son domingo

Mañana es lunes. Eso significa que hoy es domingo. Como todos los domingos no tengo ganas de vivir, tampoco tengo ganas de escribir (puede haber excepciones a esta regla, muuuuuuuuchas, diría que la regla es al revés, se escribe cuando uno no tiene ganas de vivir, pero hoy es domingo, que es la excepción a otra regla, la regla del devenir de los días, por lo tanto...). Al grano: les dejo un cuento tristón, de Benedetti, sobre los domingos:

TODOS LOS DÍAS SON DOMINGO



Quand on est mort, c'est

tous les jours dimanche.
Jean Dolet.




La campanilla del despertador penetra violentamente en un sueño vacío, despojado, en un sueño que sólo era descanso. Cuando Antonio Suárez abre los ojos y alcanza a ver la telaraña de siempre, aún no sabe dónde está. En el primer momento le parece que la cama está invertida. Luego, lentamente, la realidad va llegando a él, y le impone, objeto por objeto, su presencia. Sí, está en su habitación, son las once de la mañana, es viernes cuatro.
El sol penetra a través de la celosía y forma impecables estrías sobre la colcha. Inexorable y rutinaria, la pensión organiza su ruido. Doña Vicenta discute con el cobrador del agua y sostiene que no puede haber consumido tanto. 
- Tal vez haya una pérdida -dice el cobrador. 
- Pero para ustedes es una ganancia, no? -contesta ella, enojada, afónica, impotente. 
Alguien tira de la cadena del cuarto de baño. A esta hora no puede ser otro que Peralta, quien siempre ha sostenido con orgullo: "En esto soy un cronómetro". El avión de propaganda pasa y repasa: suautoloespera endelasovera. Por qué no te morís, dice, a nadie, Antonio, también como parte de la rutina. Se sienta en la cama y el elástico cruje. Se despereza violentamente, pero debe interrumpirse porque tiene un calambre en el pie derecho. Al detenerse, tose. La boca está amarga. El pijama, limpio pero arrugado, queda sobre la cama.
Hoy no se va a bañar, no tiene ganas. Además, se bañó ayer, antes de ir al diario. Ufa con el calambre. Apoya el pie sobre la cama y se da unos masajes. Por fin se calma. Mueve un poco los dedos antes de meter el pie en la zapatilla. Camina hasta la mesita donde está el primus. Le pone alcohol y lo enciende. Coloca encima la caldera que anoche dejó con agua.
Está desnudo frente al espejo. Se pasa los dedos a los costados de la nariz, como alisando la piel. Advierte un granito y, con ayuda de la toalla, lo revienta. Abre la canilla. Entre el jabón verde y el jabón blanco, elige el verde. Se enjabona enérgica y rápidamente la cara, el pescuezo, las axilas. Luego abre al máximo la canilla y se enjuaga, mientras da grandes resoplidos y desparrama bastante agua. Se fricciona con la toalla y la piel queda enrojecida. Se lava los dientes y las encías le sangran.
Antes de empezar a vestirse, llena el mate y echa un poco de agua, para que la yerba se vaya hinchando. Recoge el diario que alguien deslizó por debajo de la puerta y lo arroja sobre la cama. Abre a medias una persiana. No hace mucho calor y en cambio hay viento, así que cierra la ventana. Aparta un poco el visillo y mira hacia afuera. Por la vereda de enfrente pasa un cura. Después, un tipo con portafolio. Ahora una muchachita con la cartera colgada del hombro. Pero la imagen es estorbada por la masa de un ómnibus. Seguramente un expreso. Por la calle Marmarajá no pasa ninguna línea. Después del ómnibus ya no hay más muchacha.
Antonio se sienta sobre la cama y se pone los calcetines, luego los zapatos. Siempre igual. Todas las mañanas se pone los zapatos antes que los calzoncillos y después éstos se le ensucian al pasar los tacos. Todas las mañanas se propone invertir el orden. Ahora ya es tarde, paciencia. La ropa interior está sobre la silla. En invierno la camiseta le aprieta las axilas. Por eso es mejor ahora, en otoño; no hace falta camiseta. Pero hoy se pondrá camisa y corbata. Antes de ir al diario, tiene que pasar por el cementerio. Se cumplen cuatro meses.
- Antonio, tiene gente -dice, desde el patio, doña Vicenta.
Él da vuelta la llave, abre la puerta, y se hace a un lado para que pase un hombre de estatura mediana, semicalvo, fornido.
- Qué tal?
El recién llegado le tiende la mano y se acomoda en una de las dos sillas, la que tiene almohadón.
- Querés un mate?
- Bueno.
- A qué hora te fuiste ayer?
- Hice dos horas extra. Se armó un pastel de la gran siete.
- Por suerte yo no tuve que quedarme. Estaba reventado.
El recién llegado chupa a conciencia la bombilla. Chupa hasta que la yerba se queja.
- Está fenómeno -dice, al alcanzarle el mate a Antonio-. Vengo por encargo de Matilde.
- Está bien Matilde?
- Sí, está bien. Dice si querés venir a comer con nosotros el domingo.
Antonio se concentra en la bombilla.
- Mirá, Marcos, no sé. Todavía no tengo ganas de andar saliendo.
- Tampoco te podés quedar aquí, solo. Es peor.
- Ya sé. Pero todavía no tengo ganas.
Antonio se queda un rato mirando en el vacío.
- Hoy se cumplen cuatro meses.
- Sí.
- Voy a ir al cementerio.
- Querés que te acompañe? Tengo tiempo.
- No, gracias.
Marcos cruza la pierna y aprovecha para atarse los cordones del zapato.
- Mirá, Antonio, vos dirás que qué me importa. Pero lo peor es quedarse solo. Le empezás a dar vuelta a los recuerdos y no salís de ahí. Qué le vas a hacer. Vos bien sabés cómo queríamos nosotros a María Esther. Matilde y yo. Vos bien sabés cómo lo sentimos. Ya sé que tu caso no es lo mismo. Era tu mujer, carajo. Eso lo entiendo. Pero, Antonio, qué le vas a hacer?
- Nada. Si yo no digo nada.
- Eso es lo malo, que no decís nada.
Antonio abre un cortaplumas y se pasa la hoja más pequeña bajo las uñas.
- Es difícil acostumbrarse. Son veinte años juntos. Todos los días. Yo hablo poco. Ella también hablaba poco. Además, no tuvimos hijos. Éramos ella y yo, nada más. Del trabajo a casa, y de casa al trabajo. Pero ella y yo juntos. No importaba que no habláramos mucho. Una cosa es estar callado y saberla a ella enfrente, callada, y otra muy distinta estar callado frente a la pared. O frente a su retrato.
Marcos no puede evitar una mirada al portarretrato de cuero, con la sonrisa de María Esther.
- Está igualita.
- Sí, está igualita.
- La colorearon bien.
- Sí, la colorearon bien. Me la regaló cuando cumplimos quince años de casados.
Por un rato sólo se escucha el ruido de la yerba, cada vez que el mate se queda sin agua.
- Sabés cuál fue mi error? No haber aprendido nada más que mi oficio. No haberme preocupado por tener otro interés en la vida, otra actividad. Ahora eso me salvaría. Claro que después de una jornada de linotipo, uno queda a la miseria. Además, nunca se me pasó por la cabeza que fuera a quedarme viudo. Ella tenía una salud de roble. Yo, en cambio, siempre tuve algún achaque. Sí, la salvación hubiera sido tener otra actividad.
- Siempre estás a tiempo.
- No, ahora no tengo ganas de nada. Ni siquiera de entretenerme.
- Y al fútbol, no vas nunca?
- No iba ni de soltero. Qué querés, no me atrae.
Antonio pone otra vez la caldera sobre el primus, a fuego lento.
- Por qué no usás un termo?
- Se me rompió la semana pasada. Tengo que comprar.
Marcos vuelve al ataque.
- Realmente te parece conveniente seguir viviendo en la pensión?
- Son buena gente. Los conozco desde que era chico. No habrás pensado que fuera a conservar el apartamento. Allí sería mucho peor. Menos mal que el dueño me rescindió el contrato.
- A él le convino. Ahora debe estar sacando el doble.
- Pero yo se lo agradecí. No quería volver más. No he pasado ni siquiera por la esquina.
Marcos descruza las piernas. Empieza a silbar un tango, despacito, pero enseguida se frena.
- No precisa que te lo repita. En casa, el altillo está a tu disposición. Tiene luz. Y enchufe. Y o es frío. Además, tendrías toda la azotea para vos.
- No viejo. Te lo agradezco. Pero no me siento con ánimo de vivir con nadie. Ustedes no me arreglarían. Y yo los desarreglaría a ustedes. Fijate qué negocio.
Marcos echa un vistazo al despertador.
- Las doce ya.
Se pasa la mano por la nuca.
- Supiste que la semana pasada estuvo el viejo Budiño en el taller? Fue en la noche que tenés libre.
- Algo me contaron.
- Se mandó el gran discurso. Aquello de poner el hombro y yo me siento un camarada de ustedes. Siempre hay alguno nuevo a quien le llena el ojo. Yo lo miraba a ese botija que entró de aprendiz. Tenés que ver cómo abría los ganchos. Parecía que estaba escuchando a Artigas. A la salida lo pesqué por mi cuenta. Pero me miraba con desconfianza. No hay caso. Eso no se puede aprender con la experiencia de otros.
- Viste el editorial de hoy?
- Qué hijo de puta.
- Me tocó componerlo a mí. Le encajé una errata preciosa, pero ya vi que la corrigieron.
- Tené ojo.
- Ese crápula no afloja ni cuando está enfermo.
- Será cierto que está enfermo?
- Dicen que si. Algo en las tripas.
- Ojalá reviente.
Marcos deja el mate sobre la mesita, junto al primus.
- Te vas?
- Sí, ya que no querés que te acompañe, me voy a casa.
- Hoy tenés libre?
- Si.
- Bueno, dale saludos a Matilde y decile que voy a pensar lo del domingo.
- Animate y vení, hombre.
- De aquí al domingo, hay tiempo. Te contesto en el diario.

Después que cierra la puerta. Antonio se queda un rato tirado en la cama, con los pies afuera para no manchar la colcha. Media hora después, se pone el saco y se va.
Camina sin apuro hasta Agraciada; luego, por Agraciada hasta San Martín. No recuerda si el ómnibus es 154 o 155. Una lástima no haber tenido un hijo. Aunque hubiese sido callado, tan callado como él y María Esther. Por lo menos, ahora tendría a alguien que respaldara su silencio. Edmundo Budiño. Una bazofia. Será un síntoma de vida, una probabilidad de recuperación, sentir aún esta rabia tranquila? Cuando los editoriales del viejo Budiño llegan a su linotipo y no tiene más remedio que componerlos, se le revuelve el estómago. Esa capacidad para despreciar, esa insensibilidad para mentir, ese encarnizamiento para venderse, qué asco.
Es el 154: Cementerio del Norte. Tiene que hacer un esfuerzo para subir con el ómnibus en movimiento. Desalentadamente, el guarda estimula a que se corran en el pasillo. Antonio trata de avanzar, pero no puede. Una mujer ancha, con un chico en brazos, obstruye sus buenas intenciones. El chico tiene como doce años. Un hombre de overoll, que ocupa un asiento, mira de pronto hacia arriba, ve aquel conglomerado humano y encuentra además la mirada compulsiva de la mujer, una mirada que exige un asiento. El hombre ríe, con la boca cerrada y soplando por la nariz.
- Tome asiento, señora -dice al levantarse.
La mujer se sienta y coloca al muchacho sobre sus rodillas. Las robustas piernas del chico cuelgan hacia el pasillo. El mismo hombre de overall aprovecha para vengarse.
- Adónde lleva al nene? A que lo afeiten?
Las risas de los treinta y dos pasajeros sentados y los veintiocho pasajeros de pie que autoriza el reglamento municipal cubren totalmente la acusación de guarango que, enardecida, formula la mujer. También Antonio se ríe, pero la vergüenza del muchacho le inspira lástima. 
Al llegar a Larrañaga, consigue asiento. No trajo el diario. Últimamente lee apenas los títulos, además de lo que le toca componer en el taller. Pero no es lo mismo. Tantos años de oficio; al final, todo se vuelve mecánico. Le da lo mismo componer Sociales que Deportes, Policía que Gremiales. Lo único que atrae su atención es la letra enorme, nerviosamente construida con lápiz de carbonilla, de los editoriales. Siempre vienen llenos de manchas, probablemente de grasa. Lo revuelven, pero lo atraen. En varios aspectos, son los originales más sucios que Antonio ha compuesto en su vida.
Bajan varias mujeres. Menos mal. Para descender, espera que el ómnibus se detenga totalmente. En la puerta del cementerio, se acerca al puesto de flores.
- Éstas ocho pesos y éstas doce -dice el hombre por el costado del cigarrillo.
Naturalmente, es un robo. Pero no puede hacerle eso a María Esther. No puede ponerse a regatear.
- Déme las de doce.
Avanza por el camino central, a pasos largos. La tierra está húmeda y él no trajo zapatos de goma. Son tan parecidas las lápidas. Esa que dice: A Carmela, de su amante esposo, es casi igual a la que él busca y encuentra. Nada más que esto: María Esther Ayala de Suárez. Qué más? Por la avenida central está entrando lentamente un cortejo. Ocho, diez, doce coches. Todo aquí va despacio. Aun las paladas de aquellos dos peones que preparan un pozo. María Esther Ayala de Suárez. La zeta negra no sigue la línea, ha quedado más abajo que el resto de las letras. Las mayúsculas son lindas. Sencillas, pero lindas. Qué más? En este instante toma la resolución de no volver. María Esther no está con él, pero tampoco está aquí. Ni en un cielo lejano, indefinido. No está, simplemente. A qué volver? No sirve de nada. La mujer del saco negro se suena ruidosamente la nariz.
Antonio saca las manos de los bolsillos y empieza a caminar hacia la avenida central. Otro cortejo desemboca en la entrada. Se va acercando lentamente. Desde el interior de uno de los autos, una chiquilina, flaca y de trenzas, mira a Antonio y le muestra la lengua. Antonio espera que cierre la boca a ver si sonríe. Al fin, ella guarda la lengua, pero se queda seria.
Sólo ahora, Antonio se fija en las iniciales que ostenta la carroza: E.B. Por un instante le salta el corazón. No sabía que aún tuviese semejante vitalidad. Trata de serenarse, diciéndose a sí mismo que no puede ser, que esas iniciales no pueden corresponder a Edmundo Baudiño. No es un entierro suficientemente rico. Además, cada clase tiene su cementerio y la de los Budiño no corresponde precisamente al Cementerio del Norte. 
Con todo, se acerca a uno de los coches que está momentáneamente detenido y pregunta al chofer de la funeraria: 
- ¿Quién? 
- Barrios -dice el otro-. Enzo Barrios.

Pensativo...

jueves, 21 de marzo de 2013

Los artistas y las musas

Hoy empecé a leer a J. M. Coetzee. Día memorable para mi vida de lector.
Sudafricano, Premio Nobel en 2003. Profesor de Literatura en Ciudad del Cabo, traductor, lingüista, crítico literario... escritor. Tremendo escritor.
Entre todas las novelas que publicó (muy premiadas la gran mayoría) se destaca una trilogía biográfica: Infancia, Juventud, Verano. Es bastante obvio la temática de cada una de ellas (en la última, habla de su adultez). ¿Y por dónde empecé yo? Por el medio: Juventud. Me gustan los anacronismos. Na, mentira, fue el único libro que encontré cuando me fui de shopping, jaja.
Sin embargo, me viene al pelo. Soy adolescente. La historia cuenta sobre un estudiante de matemáticas e inglés (Coetzee), que quiere ser escritor. En esta búsqueda de sí mismo, el joven protagonista aparece como un individuo atormentado e inseguro, aterrorizado ante la imposibilidad de encontrar una voz narrativa que dé salida a sus aspiraciones creativas. En la contratapa se cita una frase de Nadine Gordimer: "La visión de Coetzee alcanza el centro neurológico del ser. Lo que él halla ahí es más de lo que la mayoría sabrán nunca sobre sí mismas, y sabe transmitirlo con un dominio de la tensión y una elegancia propios de un brillantísimo escritor".
Metiéndonos en la novela, al comienzo se narra la primera relación que tiene el protagonista con una chica diez años mayor que él. La mina se va a vivir a su departamento, y es una traba para su desenvolvimiento como escritor. Él se descarga en su diario, ella lo lee sin su permiso, lo termina dejando, enojada. Acá me detengo. Hay un fragmento del capítulo dos que me da pie para lo que quiero hablar:

"Una vez pasado todo, queda el hecho de que su primer intento de convivencia con una mujer ha terminado en fracaso, en la ingominia. Tiene que volver a vivir solo, lo cual no es poco consuelo. Sin embargo, no puede vivir siempre solo. Tener amantes forma parte de la vida del artista: incluso si esquiva la trampa del matrimonio, tal como desde luego hará, tendrá que encontrar el modo de vivir con mujeres. No puede alimentarse el arte solo con privaciones, añoranza, soledad. Tiene que haber intimidad, pasión, también amor.
Picasso, un gran artista, tal vez el más grande, es un ejemplo evidente. Picasso se enamora de mujeres, una tras otra. Una tras otra se van a vivir con él, comparten su vida, posan para él. De la pasión que se enciende de nuevo con cada nueva amante, las Doras y Pilares a quienes la suerte trae hasta la puerta del artista renacen en arte imperecedero. Así es como se hace. ¿Y él? ¿Puede prometer que todas las mujeres de su vida, no solo Jacqueline (la mina que lo dejó) sino todas las mujeres inimaginables que vendrán, tendrán idéntico destino? Le gustaría creerlo, pero tiene sus dudas. Solo el tiempo dirá si resultará ser tan grande como Picasso, pero una cosa es segura: él no es Picasso. Su sensibilidad es diferente a la de Picasso. Él es más tranquilo, más lúgubre, más del norte. Tampoco tiene los hipnópticos ojos negros de Picasso. Si alguna vez intenta transfigurar a una mujer, no lo hará con tanta crueldad como Picasso, doblando y retorciendo el cuerpo de ella como si fuera metal en un horno feroz. De todos modos, los escritores no son como los pintores: son más obsinados, más sutiles."

Las musas y los artistas... qué tema, ¿no? Lo dijo Bécquer en una oportunidad:


¿Qué es poesía?, dices mientras clavas
en mi pupila tu pupila azúl.

¡Qué es poesía! ¿Y tú me lo preguntas?
Poesía eres tú.

¿Qué quiere decir este tipo con esto? Sí, poesía sos vos, pero el poeta, soy yo. Eso es lo que plantea Bécquer, también. Ojoooooo, no estoy haciendo discriminación de género ni mucho menos, puede pasar lo mismo con una poetisa y un "muso", jaja. La cuestión: está el/la que siente, y también está el que tiene que tener la cabeza fría a la hora de hacer arte, para que los demás sientan o al menos se acerquen a eso que se siente. La musa sin artista se queda a mitad del camino, y el artista... bueno, el artista puede crear en soledad, hay muchísimos ejemplos, pero Coetzee dice lo contrario, al menos hasta ahora. Se necesita del amor para crear. Y éste es un ida y vuelta.

Les dejo una frase que dijo Pablo, muy famosa, que viene al caso, y unos cuadros para completar la idea: una mujer lo contrató para que haga una pintura basándose en ella. Picasso acepta. Cuando termina, le enseña el óleo a la mina, y ésta muestra profundamente disconforme, porque la había hecho toda deformada. Pablo la mira y responde: "es que ahora es usted la que se tiene que parecer al cuadro".
Sin palabras. Me voy a leer Coetzee.

Las mujeres de Avignon, etc...

















miércoles, 20 de marzo de 2013

Nada

Aclaraciones de entrada: 1) este post no es recomendable para personas que sean optimistas o que tengan una filosofía de vida basada en la felicidad absoluta, y 2) no me hago cargo de las aperturas de puertas a preguntas existenciales que puedan llegar cruzarse por la cabeza de los lectores. Esto no es joda. Esto es Nadaísmo.
¿Qué carajo es el Nadaísmo? Al parecer, nada. Nada de nada.
El movimiento surge en Colombia, impulsado por Gonzalo Arango, como respuesta a los distintos tipos de órdenes morales, religiosos, políticos, etc. Tiene raíces en el surrealismo (me suena muyyyy a Artaud), dadaísmo, la Generación Beat, y algunos dicen (Wikipedia dice) que es la manifestación poética del Existencialismo latinoamericano. Me suena a falso. ¿Por qué? Porque estuve investigando. Y cuando uno investiga y no copia y pega de la página monopólica de Internet, se da cuenta que las cosas pueden ser un poquito distintas.
Gonzalo Arango y sus seguidores no representaban ningún tipo de filosofía. Abrán leído a Nietszche, a Jean-Paul Sartre, pero de ahí a plasmar en materia literaria un pensamiento filosófico, hay un techo bastante largo: "Hemos renunciado a la esperanza de trascender bajo las promesas de cualquier religión o idealismo filosófico. Para nosotros éste es el mundo y éste es el hombre. Otras hermenéuticas sobre estas verdades evidentes carecen de sentido humano. Las abstracciones y las entelequias sobre el Ser del hombre, caen en el domino de la especulación pura y del simbolismo metafísico, producto natural del anhelo del hombre por trascender su entidad concreta, y fijarla en una forma ideal, más allá de todo límite espacial y temporal. Este anhelo corresponde a su naturaleza idealista y poética que quiere cristalizar la esencia del Ser en lo absoluto, en el eterno. Proponer esa ilusión para después de la muerte es la misión de las religiones.
Nosotros creemos que el destino del hombre es terrestre y temporal, se realiza en planos concretos, y sólo un dinamismo creador sobre la materia del mundo da la medida de su misión espiritual, fijando su pensamiento en la historia de la cultura humana."
Eran revolucionarios. Estaban en contra del orden establecido. Eran pesimistas. Mostraban a la poesía como "el acto más inútil del espíritu creador". Y al artista como "un hombre, un simple hombre, que nada lo separa de la condición humana común a los demás seres humanos".
Wiki también los toma como resignados. No. No eran resignados, aunque parezcan. Pero miraban a la realidad con ojos abiertos. No eran derrotistas, pero no por eso iban a dejar de mostrar el desasosiego y el sufrimiento. A pesar de su literatura desesperanzada, o justamente gracias a ella, lo que ellos planteaban era un ideal de acción. Una misión, que es esta: "No dejar una fe intacta, ni un ídolo en su sitio. Todo lo que está consagrado como adorable por el orden imperante será examinado y revisado. Se conservará solamente aquello que esté orientado hacia la revolución, y que fundamente por su consistencia indestructible, los cimientos de la sociedad nueva.Lo demás será removido y destruido. ¿Hasta dónde llegaremos? El fin no importa desde el punto de vista de la lucha. Porque no llegar es también el cumplimiento de un destino."
De cualquier manera no me voy a poner en politiquero porque no es mi objetivo ni el del blog. Mi misión es colgar un poema y una frase sobre este escritor colombiano. Solo eso:

Poema:

LA SALVAJE ESPERANZA. 
Eramos dioses y nos volvieron esclavos. 
Eramos hijos del Sol y nos consolaron con medallas de lata. 
Eramos poetas y nos pusieron a recitar oraciones pordioseras. 
Eramos felices y nos civilizaron. 
Quién refrescará la memoria de la tribu. 
Quién revivirá nuestros dioses. 
Que la salvaje 
esperanza
 sea siempre tuya, 
querida alma inamansable. 



Y la frase...

"Nacen para estudiar, estudian para trabajar, trabajan para morir. Estaban muertos desde un principio."

El que quiera consultar la fuente de donde saque la info, les paso el link del Primer Manifiesto Nadaísta (terrible), escrito por Gonzalo, y la página que lo contiene: http://www.gonzaloarango.com
Vieron... Al parecer el Nadaísmo era nada, pero a veces la nada es todo. Las paradojas de la vida.

Una cara de cuerdo...


martes, 19 de marzo de 2013

Literatura + enfermedad = enfermedad

Uno de los escritores que conforma el centro de mis lecturas actuales es el chileno Roberto Bolaño, que falleció hace poco, en el 2003, a los cincuenta años de edad. Es considerado como el "último escritor maldito". Como todo adolescente, me llaman la atención estos tipos que tenían vidas extremas, contacto con drogas, alcohol, etc., como es el caso de Bukowski, Carver, Fogwill, etc. La lista sería interminable, más en estos tiempos.
Poesía, cuento, novela, desfilan por la obra de Bolaño. Su obra cumbre es la novela Los detectives salvajes, que tiene alrededor de seiscientas páginas y que todavía no leí, y cuenta la historia de Arturo Belano (suena parecido a Roberto Bolaño) y de sus amigos, poetas que tienen una relación particular con la literatura: toman a la poesía como forma de vida. Como el protagonista de la película El lado oscuro del corazón, que le escribía poemas de amor al que vendía choripanes para que se los recitara a su mujer, y así él poder asegurarse la cena. Estos detectives salvajes buscan a una poetiza que no se sabe si existe o no, según me contaron. El libro comienza y termina con la voz de Arturo, pero en el medio aparecen más de 200 voces de distintos personajes que van trazando el hilo. Cada personaje con sus características, su modo de hablar, su evolución a lo largo del tiempo, etc. O sea, Bolaño tenía más de doscientas voces en su cabeza, a la hora de escribir Los detectives salvajes. Para mí era esquizofrénico.
Entre los cuentos que leí de este genio, recomiendo los siguientes: El viaje de Álvaro Rousselot, Dos cuentos católicos, Literatura+enfermedad=enfermedad (una conferencia), Últimos atardeceres en la tierra, Prefiguración de Lalo Cura (la locura! jaja), Putas asesinas, Buba, Fotos (aparece Arturo Belano, de nuevo). Todos estos cuentos y algunos más están reunidos en los volúmenes El gaucho insufrible y Putas asesinas.
Novelas: Estrella distante, La literatura nazi en América Latina, 2666 (póstuma), etc.
En YouTube colgaron un par de entrevistas a Bolaño, y también un documental. Me interesó particularmente una de las primeras, en donde a todas las preguntas o afirmaciones que hizo el entrevistador el tipo le saltaba con un "sí, pero...". La esposa dijo que siempre quería tener la razón, así que todo concuerda. En una el entrevistador le pregunta: ¿Cuál es la novela que se termina, y cuál la que viene en camino? Y esto es lo que responde Bolaño:

"Mira, una novela en donde lo único que la sostiene es el argumento y la forma lineal de contar un argumento... o no lineal, sino simplemente una novela que se sostiene por una forma de contarla, digamos, archiconocida, y no conocida desde este siglo, sino desde el siglo XIX, esa novela ya se acabó. Se va a seguir haciendo, y se va a seguir haciendo durante muchísimos años, pero esa novela ya está acabada, y no porque yo lo diga. Después de Sobre héroes y tumbas, después de La invención de Morel, no se puede escribir una novela así, en donde no hay estructura, en donde no hay juego, en donde no hay cruce de voces. En lo que a mí respecta, creo que la novela que viene tiene que ser una que no repita a los autores del boom, y que no tienda hacia lo fácil."

Bueno, terrible patada en el culo a los escritores best seller, entre otros. Cabe destacar la importancia que tiene esta discriminación que hace Roberto de la novela obsoleta y la nueva novela, la que todavía se está gestando y va a ocupar las hojas de los escritores de la actual y próxima generación. Y a los lectores. Porque también es cuestión de dejar a un lado esa literatura de tapioca, como decía Julio en La reunión, esa novelita que es una historia bonita y ya. Que no pasa de ese límite.


De joven.


La belleza de pensar. (Entrevista).


Roberto Bolaño: El último maldito. (Documental).

lunes, 18 de marzo de 2013

El libro más extraño del mundo

Hace un tiempo bastante largo estaba leyendo un cuento de Borges y, como siempre que leés algo de Borges, te quedan secuelas en el cerebro. ¿Les pasa? A mí constantemente, por eso trato de no viciarme con el universo de este tipo.
No recuerdo bien qué era lo que había leído, sino la sensación de irrealidad, replanteo constante, es decir, las típicas en estos casos. Después de eso agarré la computadora. No sabía por qué ni para qué. Google Chrome ---> Google. Tenía adelante de la cara al buscador. Me quedé tildado. Después puse: "el hombre más extraño del mundo". Ahora parece muy cómico. ¿De dónde me salió ese arranque?
La cuestión es que no encontré al hombre más extraño del mundo, sino algo más interesante: el libro más extraño del mundo. Una página que ni recuerdo mostraba al famoso Manuscrito Voynich. Yo no tenía ni idea de qué se trataba. Pero, vieron, cuando te ponen la palabra "extraño" te mueven la curiosidad.
Me obsesioné con este libro como Borges se obsesionó con el libro de arena, más o menos. Empecé a leer publicaciones en la web, y me miré algunos documentales (muy recomendable para la gente curiosa, en YouTube está lleno de documentales muy interesantes sobre cualquier cosa, si tiene la capacidad de quedarse un tiempo largo mirando un programa sin aburrirse, háganlo) que hablaban sobre este libro.
¿Qué es el manuscrito de Voynich? Todavía no se sabe. No se sabe si trata de literatura, de botánica, de cosmología. Fue escrito hace 500 años por un autor anónimo en un idioma desconocido. Están los que plantean que es una farsa, están los que no.
El libro se compone de textos en esta lengua extraña, y de dibujos, imágenes, que apuntan a temas sobre la astrología y la biología, por lo que se puede deducir a simple vista. Pero nada es seguro con respecto al Manuscrito Voynich.
Se llama así en honor a Wilfrid Voynich, que estudió el libro durante toda su vida sin encontrar resultados satisfactorios. En Wikipedia está repleto de información, así que no voy a recaer en redundancias: Manuscrito Voynich.
Lo que me interesa es la figura enigmática de este libro: algo que no se entiende y que no se sabe a qué apunta, qué nos quiere decir, si es falso o está basado en la realidad, etc. En definitiva, si nos ponemos un poco persuasivos, plantea los mismos interrogantes de la literatura borgeana sobre lo que nos rodea. ¿Sabemos a qué apunta la realidad? ¿La comprendemos? ¿La realidad es real? ¿No puede ser acaso un sueño de vaya a saber qué mente, si nos ponemos idealistas como Jorge Luis? Esto me suena a un paralelismo sin razón de ser como los que usaba él, jaja.
Lo más importante: al investigar sobre él, al menos yo, experimento la misma sensación que al leer Borges. Así que de alguna u otra manera fue una continuidad del cuento o poema que había leído...


¿Anatomía? ¿Son venas?

Estas parecen flores, tiene aire a botánica.

Esa cara ahí en el medio, me suena a Sistema solar. ¡Letras alrededor! ¡Un caligrama! el tipo era poeta.

Una de las páginas, se ve que la prolijidad no era su fuerte.

¿Células, arriba? Y plantas...

Seis páginas, ¿el cosmos?

Caligramas y universos...

El idioma ilegible.

Documental sobre el Manuscrito.

domingo, 17 de marzo de 2013

¿Y vos cómo tratás a la literatura?

Este Onetti... Terrible charla en el programa A fondo. En una se pone a hablar de su relación con la literatura y de su amigo, Vargas Llosa. Esto es lo que dice:


Onetti: Sí, estoy escribiendo una novela bastante larga, espero que con paciencia la termine… No sé si hablábamos ayer de mi falta de disciplina a la hora de escribir. Me es imposible sentarme a la máquina de tal hora a tal hora.
Entrevistador: Usted carece de todo sistema, de todo método… Es un anárquico de la literatura.
Onetti: Sí, yo he discutido mucho de eso con Cortázar, con Vargas Llosa, con García Márquez. Es lo que le decía a Vargas Llosa… El se sentaba todos los días en un horario estipulado a escribir. Como en una oficina. Y una vez le dije: “Mirá, Mario, lo que pasa es que tú con la literatura tienes una relación conyugal. Tienes que cumplir un determinado horario. Y para mí la relación es como con una amante. Cuando tengo deseos de escribir, entonces escribo. Locamente, absurdamente, lo que sea…”

Abre camino para que nos planteemos un par de cosas, ¿no? ¿Qué relación tenemos nosotros con la literatura? ¿Qué somos de ella cuando la escribimos? ¿Qué somos de ella cuando la leemos?

Va la entrevista (cuatro partes):


Debido al 50 aniversario de Plase Please me.

Y sí, hoy es un día importante. Hace cincuenta años que Los Beatles sacaron a la venta su primer disco, Please please me. Es casi una obligación postear algo sobre los cuatro grandes de Liverpool.
Pero voy a hacer trampa. No voy a hablar de ellos. Voy a hablar de una personita que estuvo relacionada con ellos.
Hoy a la mañana estaba hojeando la revista Viva. Me puse a leer el artículo que le dedicaron a Los Beatles.   Y descubrí quién fue el que tomó la foto que aparece como portada en el primer disco: Angus Mc Bean. Me llamó la atención.
Fotógrafo galés, especializado en temática teatral. Y... se tiraba para el surrealismo! Genial. Ya forma parte de mis fotógrafos favoritos.
Googleando, encontré algunas tomas que avalan la teoría. Se los dejo a su criterio.

El disco Please please me.

La misma foto varios años después.

Sin palabras. 

Sin palabras 2.

Altas napias.

!

Sobre Ernest Hemingway...

Empecé a leer Hemingway gracias a mi viejo, que me recomendó El viejo y el mar cuando era chico, porque era una novela que dejaba un mensaje lindo sobre la perseverancia y todas esas cosas que ahora me patinan un poco.
Hace unas semanas terminé una recopilación de cuentos del Premio Nobel, y me encontré con una realidad completamente distinta. Con una visión desesperanzada, con el alcohol, con una prosa seca. Con personajes vulgares. Y me encantó.
Cuelgo un diálogo extraído de El vendaval de tres días, donde aparece Nick Adams, su alter ego. Resume bastante la literatura de Hemingway.
Ahí va:

"-¿Cómo está tu padre? -preguntó Nick.
-Está bien - dijo Bill-. A veces se le va un poco la cabeza.
-Es un buen tipo -dijo Nick. Se puso agua en el vaso y la mezcló lentamente con el whisky. Había más whisky que agua.
-Puedes estar seguro de que sí -dijo Bill.
-Mi viejo también es un buen tío -dijo Nick.
-Ya lo puedes decir -dijo Bill.
-Dice que nunca ha tomado una copa en su vida -afirmó Nick, como si anunciara un hecho científico.
-Bueno, es médico. Mi viejo es pintor. Es diferente.
-Se ha perdido muchas cosas -dijo Nick con tristeza.
-Nunca se sabe -dijo Bill-. Todo tiene sus contrapartidas.
-Es él el que dice que se ha perdido muchas cosas -confesó Nick.
-Bueno, mi padre lo ha pasado mal -dijo Bill.
-Todo tiene sus compensaciones -dijo Nick.
Se quedaron mirando el fuego y meditando esa profunda verdad."


Biblioteca de Ernest Hemingway.

La única vez que lo vemos amigable con los animales.