Onetti: Sí, estoy escribiendo una novela bastante larga,
espero que con paciencia la termine… No sé si hablábamos ayer de mi falta de
disciplina a la hora de escribir. Me es imposible sentarme a la máquina de tal
hora a tal hora.
Entrevistador: Usted carece de todo sistema, de todo método… Es un anárquico de la literatura.
Onetti: Sí, yo he discutido mucho de eso con Cortázar, con Vargas Llosa, con García Márquez. Es lo que le decía a Vargas Llosa… El se sentaba todos los días en un horario estipulado a escribir. Como en una oficina. Y una vez le dije: “Mirá, Mario, lo que pasa es que tú con la literatura tienes una relación conyugal. Tienes que cumplir un determinado horario. Y para mí la relación es como con una amante. Cuando tengo deseos de escribir, entonces escribo. Locamente, absurdamente, lo que sea…”
Entrevistador: Usted carece de todo sistema, de todo método… Es un anárquico de la literatura.
Onetti: Sí, yo he discutido mucho de eso con Cortázar, con Vargas Llosa, con García Márquez. Es lo que le decía a Vargas Llosa… El se sentaba todos los días en un horario estipulado a escribir. Como en una oficina. Y una vez le dije: “Mirá, Mario, lo que pasa es que tú con la literatura tienes una relación conyugal. Tienes que cumplir un determinado horario. Y para mí la relación es como con una amante. Cuando tengo deseos de escribir, entonces escribo. Locamente, absurdamente, lo que sea…”
Abre camino para que nos planteemos un par de cosas, ¿no? ¿Qué relación tenemos nosotros con la literatura? ¿Qué somos de ella cuando la escribimos? ¿Qué somos de ella cuando la leemos?
Va la entrevista (cuatro partes):
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